viernes, 10 de noviembre de 2017

La historia del Código de Seguridad Humana


La historia del Código de Seguridad Humana
Por Jaime A. Moncada
En un reciente viaje, llevaba conmigo el nuevo Manual del Código de Seguridad Humana (edición 2015). Leyendo casualmente este extenso manual—que hoy tiene más de 1300 páginas—me puse a pensar sobre la historia de este documento.


BryanIn Memoriam
En Octubre 13, 2014, el Dr. John L. Bryan, profesor emérito de la Universidad de Maryland murió en Frederick, Maryland a sus 87 años de edad. “Prof” como lo llamábamos afectuosamente todos sus estudiantes, fue el fundador de la carrera de ingeniería de protección contra incendios en la Universidad de Maryland, en 1956, y luego fue su rector hasta 1993. Cuando mi padre y mi madre nos llevaron a mí y a hermano Santiago (q.e.p.d.) a visitar la Universidad de Maryland en 1981 por primera vez, con la intención de registrarnos allí, Prof nos recibió en su despacho y nos dimos cuenta que estábamos por unirnos a algo muy especial. Mi hermano y yo nos graduamos de esa Universidad en 1985.
Prof Bryan fue una persona inolvidable para todos sus alumnos. Cuando entrábamos a una de sus clases, él ya había llenado el tablero con extensas notas sobre la lección del día, las cuales habían sido escritas con exquisita caligrafía. Luego de descubrir esto, siempre llegué tan temprano como él al salón de clases, pues para mí, con mi inglés pedestre de aquella época, era una bendición de dios tener esa información de antemano y luego oír su experta explicación.
Prof tenía un sentido sarcástico del humor, así como una memoria fotográfica. Cuando revisaba los exámenes o reportes de nuestras prácticas del laboratorio de fuego y se daba cuenta que estábamos “faroleando” en nuestras respuestas, ponía al lado de la respuesta el dibujito de un muñeco de nieve, en referencia a un “snow job”, que en inglés coloquial quiere decir que estábamos haciendo un esfuerzo por engañarlo. Sus alumnos comentábamos no sobre la nota que habíamos obtenido, sino sobre si habíamos recibido muñecos de nieve. Recuerdo también un evento muchos años después, conmemorando los 30 años de la carrera de ingeniería de incendios, donde presentó a centenares de graduados en la audiencia por sus nombres completos incluyendo información de donde trabajaban en ese momento, todo de memoria.
Los reconocimientos que Prof Bryan recibió durante su carrera como ingeniero de protección contra incendios son extensísimos. Fue Presidente del Consejo de Normas de NFPA y Presidente de la Junta Directiva de la NFPA. Recibió los más altos reconocimientos de la NFPA y la SFPE. Desde 1966 participó activamente en comités técnicos de la NFPA 101 y su área de mayor reconocimiento técnico fue su estudio del comportamiento humano durante los incendios. Él fue quien descubrió el “mito del pánico” en los incendios. Pero en mi opinión su principal logro fue traspasar lo que sabía, de una manera gentil, simpática y desinteresada, a todos los que tuvimos la suerte de ser sus estudiantes. ¡Qué mejor ejemplo!

Recordé que mi primera experiencia con este código fue en una clase de seguridad humana, en 1983, cuando cursaba segundo año de ingeniería de protección contra incendios en la Universidad de Maryland en College Park, Maryland. El texto de esa clase fue la segunda edición del Manual del NFPA 101 de 1981, libro que todavía tengo en mi poder. Mi profesor fue el Dr. John L. Bryan, quien murió hace pocos meses y quien tuvo un impacto extraordinario en nuestro entendimiento del comportamiento humano en los incendios. Ron Coté, uno de los editores del último Manual, escribió una dedicatoria al “Prof” Bryan, recordando como, durante casi dos décadas, ellos conjuntamente dictaron para NFPA seminarios sobre el NFPA 101.

El Código de Seguridad Humana, o NFPA 101, nació como el Código de Salidas de Edificios (Building Exits Code), y tenía en sus orígenes el objetivo de hacer que las fábricas fueran más seguras para la gente que en ellas trabajaban. Esto fue a principios del siglo XX. Su enfoque inicial fueron los riesgos de las escaleras y salidas de escape, la necesidad de simulacros de incendios, y la construcción y arreglo de las salidas.
Casi todas las recomendaciones que están en los códigos y normas de NFPA se han escrito casi que con sangre. La seguridad contra incendios es reactiva y no ha sido sino después de una gran tragedia que los códigos de prevención de incendios han mejorado. Como escribe Paul E. Teague en el Suplemento 1 de la edición 2009 del Manual del Código de Seguridad Humana, NFPA 101 no es ajeno a esta dinámica y tal vez no hay un incendio que haya tenido tanto impacto sobre el Código como el incendio de la fábrica Triangle Shirtwaist Company, el 25 de marzo de 1911 (NFPA Journal Latinoamericano, Junio 2011, página 30). Este incendio ocurrió en una fábrica de ropa que estaba localizada en los pisos 8 al 10 del Edifico Ash en Nueva York. Era la fábrica más grande de su tipo en la ciudad, donde más de 500 personas trabajaban, la mayoría mujeres jóvenes. Durante este incendio, 147 personas perdieron la vida y se demostró que este edificio era una trampa de fuego.
A raíz de este incendio, NFPA, un año después de esta tragedia, publicó “Simulacros de incendios en fábricas, escuelas, tiendas de departamentos y teatros”. Esta fue la primera publicación que tocaba el tema de la seguridad humana en la historia de NFPA. A raíz de este informe, el 23 de junio de 1913 se crea el Comité de Seguridad Humana. En 1916 este comité publica “Escaleras exteriores como salidas de incendios”; en 1918 se publica “Salvaguardando de los incendios a trabajadores de fábricas”. Estos dos documentos sentaron las bases para el Código de Seguridad Humana que hoy todos conocemos.
En 1921 el Comité fue expandido para incluir a otros grupos interesados y su trabajo fue finalmente publicado en 1927, con la primera edición del Código de Salidas de Edificios. Es decir que el tema de la seguridad humana se viene discutiendo hace ya 100 años dentro del seno de NFPA y el Código de Seguridad Humana tiene casi 90 años de haber sido publicado por primera vez. Este código se ha revisado 36 veces, con su última revisión publicada este año.
Unas décadas después, en 1942, otro incendio, el de la discoteca Cocoanut Grove en Boston llamó la atención del mundo entero y tubo también un impacto importante sobre el Código de Seguridad Humana. Aunque el incendio del Triangle Shirtwaist Company había ocurrido en un edificio de gran altura, el de Cocoanut Grove fue en una estructura que en esa época se pensaba como menos riesgosa por solo tener un piso con sótano. Este incendio, donde 492 personas perdieron la vida, puso en relieve la falta de puesta en vigor de las regulaciones contra incendios por las autoridades locales. Uno de los principales problemas de este incendio fue el sobrecupo de la discoteca en el momento del incendio. Adicionalmente, allí estaban presentes acabados interiores de alta inflamabilidad y salidas inadecuadas. De acuerdo a informes de esta tragedia, el incendio duró solo 12 minutos. A raíz de este incendio, el Código de Salidas de Edificios fue adoptado por muchas más jurisdicciones en EE.UU. También, por este incendio, la edición de 1945 del Código mejoró el método para medir la distancia a las salidas; clarificó la necesidad de encerrar las escaleras; incluyó requerimientos para sillas sueltas en discotecas; y estableció cambios en iluminación y señalización. Sin embargo, el tema de acabados interiores fue abordado pero este tema continuaría siendo un problema porque no existía una metodología estandarizada para medir la inflamabilidad de los acabados interiores.
Un año más tarde, un incendio en el Hotek Winecoff en Atlanta con 119 muertos puso en relieve una vez más el problema de los acabados interiores. A.J. Steiner, de Underwriters Laboratories (UL), había ya propuesto un método para medir la combustibilidad de los acabados interiores y finalmente en la edición de 1953 se adoptó la recomendación de que los acabados interiores fueran medidos por medio de la Prueba del Túnel Steiner, método reconocido en NFPA 255, Norma sobre el método de prueba de la características de quemado superficial de materiales de la construcción.
Incendios como el del Colegio de Nuestra Señora de los Ángeles en Chicago en 1958 con 93 muertos (90 niños y tres monjas) y el incendio del Beverly Hills Supperclub en 1977, en la afueras de Cincinnati, donde murieron 164 personas, tuvieron también un impacto importante en este código. Sin embargo en otras instancias los incendios han demostrado su sabiduría. Por ejemplo, los incendios ocurridos en los años 70 en Sur América en los edificios de gran altura Joelma en San Paulo, Caixa Económica en Rio y Avianca en Bogotá, documentados por J.A. Sharry en el artículo South America Burning del NFPA Fire Journal en julio de 1974, y evaluados por el Comité, reiteraron la decisión de que los edificios altos deben ser protegidos con rociadores automáticos. El incendio del Hotel Dupont Plaza en San Juan de Puerto Rico ilustró que el requerir una separación de 1 hora de resistencia al fuego entre el lobby del hotel y áreas de asamblea era la correcta.
En 1966, el Código de Salidas de Edificios fue reorganizado y fue rebautizado como el Código de Seguridad Humana contra Incendios en Edificios y Estructuras. Entre los cambios importantes que ocurrieron en esa edición fue la posibilidad de duplicar la distancia a una salida (hasta 200 pies o 61 m) en edificios protegidos con rociadores automáticos.
El incendio de la discoteca The Station en Rhode Island en el 2003 demostró la velocidad bajo la cual un Comité Técnico de NFPA puede reaccionar ante una gran tragedia. A raíz de ese incendio se cambió el NFPA 101, en cuestión de meses, requiriendo: rociadores en cualquier discoteca nueva y en discotecas existentes con una ocupación mayor a 100 personas; por lo menos un encargado de manejo de multitudes (crowd manager) debe estar presente por cada 250 espectadores; inspecciones de las salidas para establecer que estén libres de obstrucciones; y que se mantenga un record de esas inspecciones (ver “Resumen de los cambios introducidos en el código”).
Un código tan antiguo, y por ende tan maduro como el NFPA 101, raramente presenta cambios substanciales. Tal vez la última edición que incluye una revisión importante es la del año 2000. No solamente cambió su formato para cumplir con el nuevo Manual de Estilo de la NFPA sino que introduce el novedoso tema del diseño por desempeño. A través del nuevo Capítulo 5, se incluye una nueva opción basada en el desempeño, que, como escribí en una columna anterior, permite que “ingenieros de protección contra incendios utilicen hoy día programas de modelaje y formulas empíricas, como herramientas diarias de trabajo. No son los programas de cálculo hidráulico a los que me refiero, sino a programas más sofisticados que permiten calcular la producción y desarrollo del humo en un incendio, el proceso de evacuación de personas en un edificio, la resistencia al fuego de una estructura, el diseño de estructuras industriales teniendo en cuenta el impacto de la radiación en una instalación vecina, o que permiten determinar cuándo (en segundos luego del inicio del incendio) se operara un sistema de detección o de rociadores automáticos.”
En el año 2006 se introduce por primera vez el requerimiento de protección con rociadores automáticos en el hogar, específicamente en residencias uni y bi-familiares. Este requerimiento es un paso extraordinario para confrontar la última frontera en protección contra incendios en los países más desarrollados. Se trata de ese incendio, normalmente en la noche, cuando la gente está durmiendo. Los incendios residenciales en los Estados Unidos son responsables por 8 de cada 10 muertos.
Para concluir quiero recalcar que el NFPA 101 se utiliza tanto para edificios existentes como para edificios nuevos. El propósito de NFPA es “proveer los requisitos mínimos, con la debida consideración a la función, para el diseño, operación y mantenimiento de edificios y estructuras para la seguridad de la vida humana contra el fuego” (NFPA 101, Art. 1.2). Deben poner énfasis en la palabra “mínimo”, pues el código establece el nivel más básico para una protección aceptable. Además, es un código de consenso que ha sido adoptado por referencia ampliamente en los Estados Unidos y utilizado como referencia en el tema de diseño de edificios en muchos países del mundo. El Código está en un ciclo de revisión de tres años, y la siguiente edición saldrá en el 2018.
Pero este Código no se ha escrito como un instrumento de ley, aunque se ha escrito de manera que su lenguaje pueda ser mandatorio a través de su adopción como ley por otros mecanismos, como por ejemplo la adopción del Código de Incendios, NFPA 1. Finalmente quiero recalcar que el NFPA 101 enfrenta la seguridad contra incendios de manera parcial, es decir solo presenta la seguridad humana de los ocupantes del edificio, y no hace referencia a temas de prevención de incendios, protección a la propiedad, o características constructivas de los edificios, temas que son normalmente responsabilidad de códigos de prevención de incendios como NFPA 1, y códigos de construcción como NFPA 5000, Código de Seguridad y Construcción de Edificios. En mi próxima columna trataré la historia del NFPA 1.
JAIME A. MONCADA P.E., SFPE, es director de IFSC, una firma consultora en ingeniería de protección contra incendios con sede en Washington, DC. y con oficinas en Latinoamérica.
Source: http://www.nfpajla.org/columnas/punto-de-vista/1082-la-historia-del-codigo-de-seguridad-humana

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